
El valor que el aprendizaje permanente implica crecer y mantener encendido nuestro más profundo sentido.
La mayoría de los alumnos que decide ingresar a una formación de Coaching Ontológico, declaran que su motivación es estar al servicio de otros.
De este modo, junto con transformar su propia forma de ser individual y adquirir nuevos conocimientos y herramientas; todos ellos se deciden a “Aprender para Servir”,adentrándose en un proceso de formación y aprendizaje transformacional; para luego replicar el mismo modelo con otros, a fin de ofrecerles las nuevas posibilidades que ellos han descubierto para si mismos.
Cuán esperanzadora y nutritiva resulta esta declaración de principios y compromiso, no sólo para quienes somos formadores de coaches profesionales, sino también para todos los integrantes de una sociedad que sabemos en crisis, y que además, a mi forma de ver, está tan sedienta hoy de nuevos paradigmas colaborativos, de miradas que desafíen los juicios establecidos y especialmente de actores que decidan ser protagonistas de un nuevo mundo que está queriendo emerger; y que cada vez con más premura, comienza a romper las grietas de la competitividad para hacer nacer la colaboración, la abundancia y la interdependencia.
El mejor modo de frustrar nuestro servicio, es decidir que no necesito aprender nada más.
Seguir aprendiendo implica mantenernos despiertos a nuestras formas de ser, de relacionarnos, de actuar, de pensar. A la vez implica ser incansable en seguir formándonos, sin confundir que seamos eternos aprendices para acompañar a otros. Al contrario, que nuestra apertura a seguir formándonos vaya de la mano con nuestra mestría para servir mientras seguimos aprendiendo.
Aprender a la posibilidad de vincularnos e involucrarnos en comunidades que nos permitan maravillarnos con la creatividad que nos aparecen como humanos para servir. Aprender, como interconectar las experiencias del mundo con aquello que puedo ampliar de mi, de mi servir y de mi nivel de conciencia.
Aprender es una una inversión para servir y servir es un retorno en gratitud y amor para mi ser.
Durante años he podido aprender que para servir a otros y servir a otros para seguir aprendiendo, son dos actos potentes que se vinculan tan profundamente. Al ejercerlos en paralelo ambos se tornan en uno, nutriéndose y complementándose.
Creo que mientras más aprendemos, más posibilidades tenemos de servir de una manera más contundente, y al mismo tiempo, sirviendo es que podemos aprender profundamente. En mi vida he servido de forma ininterrumpida casi dos décadas y puedo dar fe de esta experiencia. En definitiva, aprender y servir es como un continuo e infinito espiral virtuoso y nutritivo, en la que ambas experiencias se alimentan.
Muchos de quienes han consagrado su labor a acompañar a otros se han transformado cada día parte de sí para ampliar su servir a otro en su aprendizaje
En términos del ejercicio del Coaching Ontológico el riesgo potencial de abandonar la ruta de aprendizaje o trabajo personal permanente, se produce como un estancamiento en términos evolutivos. Notas cómo las conversaciones comienzan a ser más pequeñas, la capacidad de servicio se torna limitada, y al mismo tiempo la persona comienza a no tener la vida que desea tener.
La experiencia que tengo con ex alumnos que sueltan este fluir luego de un tiempo dan cuenta de mucha frustración.
Distinguen haber logrado la sensación de darse cuenta y conectar con la libertad de acción en sus vidas. Visibilizan la posibilidad de hacer cosas y crearlas; pero si dejan de practicarlas se olvidan.
“Debes liderar la responsabilidad del haberte dado cuenta”
Algo que suele pasar cuando las personas dicen: “voy a descansar” o “no voy a aprender por un tiempo”, es que la vida les pone otro desafío que les muestra que tienen que seguir aprendiendo. Creo que si no lo hacemos la vida se da la libertad para movernos, a veces de maneras inesperadas.
En el aprendizaje, es clave para despertar, acompañarse en coaching en donde podemos revisar y reflexionar en qué estamos y qué necesitamos.
Se puede ser valioso es volver a retomar estudios que nos reconecten con el aprendizaje.
Podemos estar un ratito de turistas, pero los seres humanos venimos para aprender y evolucionar.
Nuestra capacidad de servicio se enriquece en la medida que aprendemos.
En el Aprendizaje ampliamos nuestro mundo de posibilidades y lo podemos conectar para servir a otros. Cuando alguien aprende una técnica nueva y comparte un nuevo descubrimiento de su ser queda automáticamente disponible para servir. Se vuelve más hábil, posee más dominios, acrecenta su espectro y capacidad de servicio.
No sólo trabajar en ustedes mismos, sino también en un aprendizaje que integre las diversas sabidurías que tenemos como seres espirituales teniendo esta experiencia humana. Realmente hace una diferencia relevante a la hora de servir y servirnos.