Escrito por Ian Andreas Thompson Ossandón.
Agradecer es un estilo de vida, es una postura, una actitud ante el mundo.
No es sólo el acto de contestar cordialmente cuando alguien es amable o nos hace un favor. Es humildad, es la capacidad de valorar todo lo que nos rodea, todo lo que nos mantiene vivos y lúcidos.
Muchos seres humanos vivimos la vida pensando que la realidad es aquello que nuestra mente y sus ideas nos dictan, sin darnos cuenta que es limitada, y a veces resulta ser una jaula que llevamos a todos lados, sin importar si estamos en la cima de una montaña o sumergidos en el agua salada del océano, cargamos con nuestra cultura, nuestra familia, una nacionalidad.
La gratitud funciona como una llave que da rienda suelta a nuestra alma, nos conecta con todas las formas de vida, nos vuelve ciudadanos del mundo, abrazamos las diferencias, ya no hay arriba y abajo, ni adentro ni afuera, todo el universo está en tus manos por que entiendes que no hay separación, la gratitud es un puente que te conecta a la realidad, con un propósito, te pone al servicio de la voluntad cósmica.
Practicar la gratitud es sencillo por que es parte de nuestro estado natural como seres biológicos, viene integrada en nuestro código genético.
La gratitud es estar consciente a cada segundo de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, es asombrarse y sentir amor por lo mágica y perfecta que es la vida y poder percibirla por medio de nuestros sentidos, es entender como el universo parece estar diseñado para nuestro deleite sensorial, es retornar al origen, volver a casa.
Décima sobre la gratitud
Por Ian Andreas Thompson Ossandón.
Mi plegaria el viento lleva
hasta encontrarse contigo,
abrazarte y ser testigo
de la magia que te eleva.
En el cielo, luna nueva.
Tan sólo con tu presencia
combates la indiferencia,
cuando sale por tu boca
el sonido que provoca,
concilia toda diferencia.
