
Conmemorar el día de la mujer, nos regala la oportunidad a nosotras mismas de detenernos, reconocernos y descansar en nuestros logros, habilidades y cualidades.
Muchas veces las mujeres, pensamos ”pude haber dado más, pude haberlo hecho mejor”.
Convivimos con una voz interior de insuficiencia, aún cuando de cara al mundo podamos ser excelentes trabajadoras, líderes, madres, parejas, amigas y personas
Y puedo hacerlo mejor. Reconociendo, honrando y descansando en nuestros logros. Puedo celebrar la esencia y voz femenina, que me permite tejer redes, cuidar con cariño los detalles, acoger y escuchar. Todo eso, muchas veces generando el contexto propicio para que nazcan proyectos y propósitos trascendentes, inclusivos y co-construidos.
En este mes de la mujer, nos invito a honrar y reconocer las cualidades esenciales de la energía femenina, que tanto añoramos hombres y mujeres en nuestras vidas, hogares, trabajo y sociedades. Que el aroma de esa esencia nos envuelva con la suavidad y el amor que el mundo necesita en este instante.
UN POCO DE HISTORIA
El 8 de marzo de 1908 marcó la historia del trabajo y la lucha sindical en el mundo entero: 129 mujeres murieron en un incendio provocado por su empleador en la fábrica Cotton, en Nueva York, Estados Unidos, luego de una huelga y ocupación de la fábrica. Reclamaban los mismos derechos que sus compañeros varones: mismo sueldo por igual tarea y la reducción de la jornada laboral.
A partir de ese momento, todos los 8 de marzo las mujeres le recuerdan al mundo que la lucha por la igualdad, el reconocimiento de la diversidad y el ejercicio efectivo de sus derechos continúa.
La mujer que camina
“La mujer que camina delante de su sombra.
Aquella a quien precede la luz como las aves
a las celebraciones del solsticio.
La que nada ha guardado para sí
salvo su juventud
y la piedra engarzada de las lágrimas.
Aquella que ha extendido su pelo sobre el árbol
que florece en otoño, la que es dócil
a las insinuaciones de sus hojas.
La mujer cuyas manos son las manos de un niño.
La que es visible ahora en el silencio,
la que ofrece sus ojos
al animal oscuro que mira mansamente.
La que ha estado conmigo en el principio,
la mujer que ha trazado
la forma de las cosas con el agua que oculta”.
Basilio Sánchez
