Senior Coach Ontológico Transpersonal,
Formadora de Coaches y educadora. Perfil en Linkedin
“Ser maestro va mucho más allá de transmitir conocimientos”.
Hoy celebramos el “Día del maestro” y mientras leía las publicaciones en las redes sociales me quedé con esta reflexión.
¿Cuánto aprendimos de nuestros maestros sobre el entusiasmo, la pasión, sobre la cercanía y la empatía, o sobre la exigencia y la rigidez mientras nos enseñaban geografía o historia?
¿Qué más aprendí de mis maestros mientras me enseñaban matemáticas?
Mientras escribo estas líneas, viene a mi memoria el hermano Douglas, un profesor de religión que me enseñó en segundo de media. No recuerdo nada del curso, sin embargo, no olvido su mirada cercana, su sonrisa cálida que transmitía confianza y tranquilidad.
Recuerdo que el primer día de clases se tomó toda la hora en pasar lista, y lo hizo de una forma muy particular. Nos llamó por nombre y apellido, se quedó mirándonos a los ojos, uno a uno, por varios minutos.
Nunca más fue necesario decirle quién eras. Esto lo pudimos comprobar en un almuerzo de exalumnos, 15 años después de haber salido del colegio, cuando nos acercamos a saludarlo y no sólo nos reconocía, nos nombraba como si aún fuéramos los alumnos.
Él nos enseñó que todos somos valiosos, que todos merecemos ser escuchados y tomados en cuenta, y nunca habló de esto.
¿Cuán valioso sería ampliar nuestra mirada en este sentido cuando hablamos de mejorar la educación?
Creo que es importante prepararnos como maestros y actualizar lo que enseñamos, sí; y no podemos olvidarnos de mirar lo que estamos enseñando desde nuestra corporalidad, desde nuestra emocionalidad, desde nuestros paradigmas y desde nuestra energía.
Ser maestro es tocar la vida de alguien. Y en este día, quiero reconocer y agradecer a todos los maestros que he tenido a lo largo de mi vida. Cada uno de ellos dejó una huella en mi ser.
